El poeta chiapaneco Ruiz Pascacio, hace un recorrido de su actividad literaria, aborda ejes temáticos de su labor. Él manifiesta que “es necesaria una revisión de los ejes fundacionales de la poesía mexicana del siglo XX, en los cuales cabe un poema central como lo es Algo sobre la muerte del Mayor Sabines,” del poeta Jaime Sabines.
Gustavo Ruiz Pascacio (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1963). Es licenciado en letras latinoamericanas por la Universidad Autónoma de Chiapas. Fue becario del Centro Chiapaneco de Escritores durante el bienio 1993-1994, en el género de poesía; y del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 1996 y 1998, ambos en el género de ensayo. Ganador del IV Premio Estatal de Poesía Rodulfo Figueroa (2001) con el poemario El amplio broquel de la melancolía, y del Premio Nacional de Ensayo para Crítica de Artes Plásticas Luis Cardoza y Aragón (2003) con el ensayo La plástica en Chiapas: el tránsito del color y la explosión de la forma. Coordinador de investigación de los proyectos del Coneculta: Cinco Siglos de Plástica Chiapaneca (1999-2000) y Rodulfo Figueroa, El sueño de la memoria (1999), este último con motivo del centenario de la muerte del poeta Rodulfo Figueroa. Conferencista en las ciudades de Viena e Innsbruck, Austria, representando a Chiapas en el evento denominado El día de México con prioridad en Chiapas (2006), y ponente en la mesa redonda sobre literatura, historia y tradición oral de Chiapas, como parte del Proyecto de Las Américas, celebrado en la Universidad de Innsbruck (2008). Actualmente se desempeña como Jefe del Departamento de Museos Estatales de la Dirección de Patrimonio e Investigación Cultural del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.
Ha sido antologado en Eco de voces (Generación poética de los sesentas), selección, presentación y notas de Juan Carlos H. Vera, Ediciones Arlequín-Fonca-Sigma Servicios Editoriales, México, 2004; y en la Nueva antología de poesía hispanoamericana, editada por Lord Byron Ediciones, Madrid, España, 2007. Es autor de los poemarios: Cualquier día del siglo, editado por el Instituto Chiapaneco de Cultura (1994); El equilibrista y otros actos de fe, coeditado por Casa Juan Pablos –UNICACH (2000); El amplio broquel de la melancolía, editado por Coneculta(2001) y Escenarios y destinos, editado por Coneculta(2008); así como de los libros de ensayo: Los fantasmas de la carne (las vanguardias poéticas del siglo XX en Chiapas), editado por la UNICACH (2000), y Los designios de la Diosa (la poética de Efraín Bartolomé), editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro (2000).
Del poeta.
Charlemos de tus lecturas. ¿Tienes preferencias sobre algunos libros de poesía y poemas? ¿Quiénes te causan revelaciones poéticas?
Más bien creo en la revelación poética como una suerte de suprasustrato que accede a la conciencia del poeta a través de una experiencia doble: su experiencia del mundo y su experiencia del lenguaje. En este sentido, la historia de la poesía universal nos provee de ejemplos que lo mismo se fundan en la antigüedad o en la poesía contemporánea. Trascienden su asidero temporal, su convergencia canónica y reinauguran el misterio de la realidad poética. Así, la Epopeya de Gilgamesh, el Tao Te King, el Bagavad Gita, El libro de Ezequiel dialogan con Borges, Hölderlin, Blake, Pessoa, Bonnefoy, Celan, Mutis, Paz.
¿Podemos hablar de tradición poética mexicana y chiapaneca?
Desde mi punto de vista —y como lo he sostenido en mi trabajo ensayístico— podemos hablar —en el caso de la poesía en lengua castellana escrita en Chiapas— de la construcción de un imaginario poético consonante con el entorno físico, que derivó en, por lo menos, dos sustratos verbales: 1º. Una especie de “poesía natural o mimética”, estilizadora de lo popular y primariamente paisajista; y, 2º. Una “poesía de la tierra”, con acentuados valores telúricos y cosmogónicos, una poética de la Mater tellus.
En el primero de ellos se trata de una tesis emotiva, generada por la empatía entre la naturaleza y el sentimiento anímico del sujeto poético. La llanura del sentimiento, para ser más exacto. En él, la preeminencia es sentimiento y emotividad, por encima de la connotación de los signos del paisaje. En el segundo, se trata de la revelación poética –vía solar o lunar- de la “totalidad cósmica”.
La experiencia individual del poeta es un despertar de su conciencia, y los seres, objetos y cosas que le rodean, trascienden simbólicamente, y son trasladados a la operación otra del lenguaje poético. En la poética de la Mater tellus, el poeta contempla con sus sentidos lo que está más allá de las coordenadas convencionales del sentido; y el único nexo entre él, lo otro y nosotros, es la transmutación lingüística, la traslación poética. Así, la “poesía de la tierra” se apreciará en algunos momentos de la obra de Jaime Sabines, Enoch Cancino Casahonda, Juan Bañuelos, Daniel Robles Sasso y Efraín Bartolomé.
Tú has intervenido en muchas mesas de lecturas poéticas en México y en el extranjero. ¿Quiénes son los chiapanecos que intervinieren con los actuales movimientos poéticos en estos niveles?
Toda intervención es relativa, en la medida en que obedece a percepciones —la mayoría de las veces— subjetivas, cuyas garantes de calidad pasan por el tamiz de la fama o el prestigio como producto de relaciones públicas literarias, pero escasamente atendidas por el análisis y la reflexión de la obra poética. Lo representativo no necesariamente es lo que está en boca o más bien debería decir: en ojos de todos. Hay cazadores de encuentros y festivales literarios. Y los hay, porque las entidades públicas culturales fomentan el salvoconducto y la fama efímera de una mesa de lectura de manera indiscriminada y desproporcionada. Porque desde esos territorios la poesía se ha vuelto un lugar común, en donde sólo hace falta levantar una piedra para hallar un poeta. Esos son los costos de la posmodernidad amateurista e inmediata. Ahora bien, hay voces que persisten en una disciplina interior al margen del canto de las sirenas, y cuyo ejercicio atiende no a la escaramuza tribal sino a un proyecto de vida personal en diálogo permanente con el mundo en múltiples sentidos. Por eso coincido y menciono a: Luis Arturo Guichard, Roberto Rico, Ignacio Ruiz Pérez, Carlos Gutiérrez Alfonso y Eduardo Hidalgo.
Hay otras personas construyéndose, que son candidatos y candidatas a poetas. ¿Quiénes son?
No es un asunto de candidaturas, es el ejercicio puntual, compasivo e inmisericorde a la vez. Es el reconocerse y hacerse todos los días. No hay candidatos. Hay personas con una vocación por el transporte de sentido, que es la poesía. Vocación que está a expensas de la plenitud o la insuficiencia. Ese es el riesgo de toda apuesta poética.
Con otros poetas.
El domingo 22 de febrero del presente año participaron, Roberto Rico y tú , en un recital de poetas contemporáneos de Chiapas dentro de la XXX Feria del libro del Palacio de Minería en la Ciudad de México. ¿Qué significa intervenir en áreas culturales especializadas como es tu caso?
Reafirma mi compromiso ético con el ejercicio de la poesía. Consecuencia de ello, extiende la aspiración de una obra cuyo lenguaje reporta la presunción de un lector, en un foro - como bien lo has definido- especializado. Con un público que empata tanto con el fomento a la lectura como con la aproximación a las varias formas de concebir la escritura poética. La ocasión será propicia para presentar mi más reciente libro de poesía titulado: Escenarios y destinos, publicado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.
Tus libros y lecturas me indican que tienes varios momentos de creación poética. Me da la impresión que trabajas los poemas y la poesía bajo ciclos o periodos temáticos. ¿En este momento trabajas algún tema o imágenes poéticas?
Así es. Yo escribo libros conceptual y temáticamente anticipados por una especie de pre-escritura. Por lo regular, los poemas van ajustándose a un ritmo, un tono y un decir poéticos. Se construye un orden poético del mundo. Porque mi poesía, como dice Luis Arturo Guichard “ es una manera de entender y organizar el mundo”. En estos momentos trabajo una versión final de un libro que pretende ser un entrecruzamiento anímico y cultural entre el centro de Europa y el centro del mundo –en términos poéticos- un libro que he decidido titular: Cuaderno de Innsbruck
En el 2009, se decretó en Chiapas como año del poeta Jaime Sabines Gutiérrez. ¿Desde que perspectivas no se ha estudiado o analizado a este poeta?
Hay una serie de perspectivas no abordadas aún. Por ejemplo, es necesaria una revisión de los ejes fundacionales de la poesía mexicana del siglo XX, en los cuales cabe un poema central como lo es Algo sobre la muerte del Mayor Sabines, pero con sentido dialógico e intertextual con otros poemas fundamentales como Muerte sin fin de José Gorostiza y Piedra de sol de Octavio Paz.
Gustavo Ruiz Pascacio (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1963). Es licenciado en letras latinoamericanas por la Universidad Autónoma de Chiapas. Fue becario del Centro Chiapaneco de Escritores durante el bienio 1993-1994, en el género de poesía; y del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 1996 y 1998, ambos en el género de ensayo. Ganador del IV Premio Estatal de Poesía Rodulfo Figueroa (2001) con el poemario El amplio broquel de la melancolía, y del Premio Nacional de Ensayo para Crítica de Artes Plásticas Luis Cardoza y Aragón (2003) con el ensayo La plástica en Chiapas: el tránsito del color y la explosión de la forma. Coordinador de investigación de los proyectos del Coneculta: Cinco Siglos de Plástica Chiapaneca (1999-2000) y Rodulfo Figueroa, El sueño de la memoria (1999), este último con motivo del centenario de la muerte del poeta Rodulfo Figueroa. Conferencista en las ciudades de Viena e Innsbruck, Austria, representando a Chiapas en el evento denominado El día de México con prioridad en Chiapas (2006), y ponente en la mesa redonda sobre literatura, historia y tradición oral de Chiapas, como parte del Proyecto de Las Américas, celebrado en la Universidad de Innsbruck (2008). Actualmente se desempeña como Jefe del Departamento de Museos Estatales de la Dirección de Patrimonio e Investigación Cultural del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.
Ha sido antologado en Eco de voces (Generación poética de los sesentas), selección, presentación y notas de Juan Carlos H. Vera, Ediciones Arlequín-Fonca-Sigma Servicios Editoriales, México, 2004; y en la Nueva antología de poesía hispanoamericana, editada por Lord Byron Ediciones, Madrid, España, 2007. Es autor de los poemarios: Cualquier día del siglo, editado por el Instituto Chiapaneco de Cultura (1994); El equilibrista y otros actos de fe, coeditado por Casa Juan Pablos –UNICACH (2000); El amplio broquel de la melancolía, editado por Coneculta(2001) y Escenarios y destinos, editado por Coneculta(2008); así como de los libros de ensayo: Los fantasmas de la carne (las vanguardias poéticas del siglo XX en Chiapas), editado por la UNICACH (2000), y Los designios de la Diosa (la poética de Efraín Bartolomé), editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro (2000).
Del poeta.
Charlemos de tus lecturas. ¿Tienes preferencias sobre algunos libros de poesía y poemas? ¿Quiénes te causan revelaciones poéticas?
Más bien creo en la revelación poética como una suerte de suprasustrato que accede a la conciencia del poeta a través de una experiencia doble: su experiencia del mundo y su experiencia del lenguaje. En este sentido, la historia de la poesía universal nos provee de ejemplos que lo mismo se fundan en la antigüedad o en la poesía contemporánea. Trascienden su asidero temporal, su convergencia canónica y reinauguran el misterio de la realidad poética. Así, la Epopeya de Gilgamesh, el Tao Te King, el Bagavad Gita, El libro de Ezequiel dialogan con Borges, Hölderlin, Blake, Pessoa, Bonnefoy, Celan, Mutis, Paz.
¿Podemos hablar de tradición poética mexicana y chiapaneca?
Desde mi punto de vista —y como lo he sostenido en mi trabajo ensayístico— podemos hablar —en el caso de la poesía en lengua castellana escrita en Chiapas— de la construcción de un imaginario poético consonante con el entorno físico, que derivó en, por lo menos, dos sustratos verbales: 1º. Una especie de “poesía natural o mimética”, estilizadora de lo popular y primariamente paisajista; y, 2º. Una “poesía de la tierra”, con acentuados valores telúricos y cosmogónicos, una poética de la Mater tellus.
En el primero de ellos se trata de una tesis emotiva, generada por la empatía entre la naturaleza y el sentimiento anímico del sujeto poético. La llanura del sentimiento, para ser más exacto. En él, la preeminencia es sentimiento y emotividad, por encima de la connotación de los signos del paisaje. En el segundo, se trata de la revelación poética –vía solar o lunar- de la “totalidad cósmica”.
La experiencia individual del poeta es un despertar de su conciencia, y los seres, objetos y cosas que le rodean, trascienden simbólicamente, y son trasladados a la operación otra del lenguaje poético. En la poética de la Mater tellus, el poeta contempla con sus sentidos lo que está más allá de las coordenadas convencionales del sentido; y el único nexo entre él, lo otro y nosotros, es la transmutación lingüística, la traslación poética. Así, la “poesía de la tierra” se apreciará en algunos momentos de la obra de Jaime Sabines, Enoch Cancino Casahonda, Juan Bañuelos, Daniel Robles Sasso y Efraín Bartolomé.
Tú has intervenido en muchas mesas de lecturas poéticas en México y en el extranjero. ¿Quiénes son los chiapanecos que intervinieren con los actuales movimientos poéticos en estos niveles?
Toda intervención es relativa, en la medida en que obedece a percepciones —la mayoría de las veces— subjetivas, cuyas garantes de calidad pasan por el tamiz de la fama o el prestigio como producto de relaciones públicas literarias, pero escasamente atendidas por el análisis y la reflexión de la obra poética. Lo representativo no necesariamente es lo que está en boca o más bien debería decir: en ojos de todos. Hay cazadores de encuentros y festivales literarios. Y los hay, porque las entidades públicas culturales fomentan el salvoconducto y la fama efímera de una mesa de lectura de manera indiscriminada y desproporcionada. Porque desde esos territorios la poesía se ha vuelto un lugar común, en donde sólo hace falta levantar una piedra para hallar un poeta. Esos son los costos de la posmodernidad amateurista e inmediata. Ahora bien, hay voces que persisten en una disciplina interior al margen del canto de las sirenas, y cuyo ejercicio atiende no a la escaramuza tribal sino a un proyecto de vida personal en diálogo permanente con el mundo en múltiples sentidos. Por eso coincido y menciono a: Luis Arturo Guichard, Roberto Rico, Ignacio Ruiz Pérez, Carlos Gutiérrez Alfonso y Eduardo Hidalgo.
Hay otras personas construyéndose, que son candidatos y candidatas a poetas. ¿Quiénes son?
No es un asunto de candidaturas, es el ejercicio puntual, compasivo e inmisericorde a la vez. Es el reconocerse y hacerse todos los días. No hay candidatos. Hay personas con una vocación por el transporte de sentido, que es la poesía. Vocación que está a expensas de la plenitud o la insuficiencia. Ese es el riesgo de toda apuesta poética.
Con otros poetas.
El domingo 22 de febrero del presente año participaron, Roberto Rico y tú , en un recital de poetas contemporáneos de Chiapas dentro de la XXX Feria del libro del Palacio de Minería en la Ciudad de México. ¿Qué significa intervenir en áreas culturales especializadas como es tu caso?
Reafirma mi compromiso ético con el ejercicio de la poesía. Consecuencia de ello, extiende la aspiración de una obra cuyo lenguaje reporta la presunción de un lector, en un foro - como bien lo has definido- especializado. Con un público que empata tanto con el fomento a la lectura como con la aproximación a las varias formas de concebir la escritura poética. La ocasión será propicia para presentar mi más reciente libro de poesía titulado: Escenarios y destinos, publicado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.
Tus libros y lecturas me indican que tienes varios momentos de creación poética. Me da la impresión que trabajas los poemas y la poesía bajo ciclos o periodos temáticos. ¿En este momento trabajas algún tema o imágenes poéticas?
Así es. Yo escribo libros conceptual y temáticamente anticipados por una especie de pre-escritura. Por lo regular, los poemas van ajustándose a un ritmo, un tono y un decir poéticos. Se construye un orden poético del mundo. Porque mi poesía, como dice Luis Arturo Guichard “ es una manera de entender y organizar el mundo”. En estos momentos trabajo una versión final de un libro que pretende ser un entrecruzamiento anímico y cultural entre el centro de Europa y el centro del mundo –en términos poéticos- un libro que he decidido titular: Cuaderno de Innsbruck
En el 2009, se decretó en Chiapas como año del poeta Jaime Sabines Gutiérrez. ¿Desde que perspectivas no se ha estudiado o analizado a este poeta?
Hay una serie de perspectivas no abordadas aún. Por ejemplo, es necesaria una revisión de los ejes fundacionales de la poesía mexicana del siglo XX, en los cuales cabe un poema central como lo es Algo sobre la muerte del Mayor Sabines, pero con sentido dialógico e intertextual con otros poemas fundamentales como Muerte sin fin de José Gorostiza y Piedra de sol de Octavio Paz.
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